VIII Concurso San Miguel 2016
1er lugar: Ligia Cedillo
2o lugar: Armando Piña
3er lugar: Graciela Morales
4o lugar: Daniel Gallegos
Finalistas: Jessika Arévalo, Darenka Chávez, Andrés Moreno, Ibeth Ortiz, Neri Ramírez, Salvador Ramos, Héctor Valle.
Invitados Especiales: Antonio Azpiri, Julietta Beas, Abel Rangel, Ethel Trujillo.
Teatro Angela Peralta. Cuando Ligia Cedillo se despertó esta mañana en San Miguel de Allende, Guanajuato, nunca se imaginó que, en esta misma fecha dentro de un año, podría estar abriendo los ojos en algún lugar de China…
Éste es el tipo de premios que se están volviendo cada vez más frecuentes para los participantes del Concurso de Ópera de San Miguel (OSM). Cada año, este certamen permite que los finalistas compitan por recursos que les permitirán continuar sus estudios, participar en programas y talleres líricos en el extranjero y hasta brindarles oportunidades para cantar, como fue la invitación que recibió Ligia para participar en un tour de conciertos en China el próximo año.
Este concurso de canto, el quinto bajo la dirección artística de John Bills, quien durante 25 años fue miembro del Coro del Metropolitan Opera, se realizó nuevamente en el Teatro Ángela Peralta. En este lustro, gracias a sus contactos con artistas que han destacado como solistas del Met, como la soprano Gilda Cruz-Romo, el bajo Paul Plishka, el tenor Michael Sylvester y la soprano Maureen O’Flynn, ha podido invitarlos a dar clases magistrales a los finalistas que cada año concursan. Bills ha logrado también ayudar a varios graduados del Concurso en su formación subsecuente, en instituciones prestigiadas como el Mannes School of Music; ha promovido la vinculación internacional de la OSM con instituciones líricas de Canadá y los Países Bajos; y algunos cantantes premiados por la OSM han logrado debutar ya en algunos teatros prestigiosos del extranjero.
Este año cinco sopranos, una mezzosoprano, dos tenores, dos barítonos y un bajo —todos ellos con voces admirables— compitieron por los generosos premios que ofrece la OSM a todos los participantes. Ninguno de los concursantes regresó a casa con las manos vacías. Interpretaron obras de compositores tan diversos como Bellini, Delibes, Gounod, Handel, Mascagni, Massenet, Mozart, Poulenc, Rossini, Johann Strauss y Verdi.
Durante la semana previa a la final del concurso, los finalistas tienen sesiones de coaching y de trazo escénico con los maestros invitados para que, al presentarse ante el público, no solo canten sino interpreten las arias que seleccionaron. Así, por ejemplo, cuando el barítono Armando Piña concluyó su aria, ‘O Carlo, ascolta… Io morrò’ de Don Carlo de Verdi, cayó al suelo “asesinado” por una bala traicionera. El tenor Héctor Valle ofreció una versión tan intensa del aria ‘Pourquoi me réveiller’ de Werther de Massenet que la dama sentada junto a mí se emocionó tanto que tuvo que levantarse y salir al lobby un momento.
Como cada año, el pianista Mario Alberto Hernández, un mago del teclado que también extrae los sonidos más sublimes y los más dramáticos del piano, fue un acompañante ideal de los concursantes. En el jurado, además del señor Bills, participaron Maureen O’Flynn, reconocida soprano y maestra del Hartt School of Music en Hartford, Connecticut, artista en residencia de la OSM; John Daly Goodwin, director musical por más de 25 años de la New York Choral Society; Alain Nonat, director general del Théâtre Lyrichorégra 20 y fundador del concurso Jeunes Ambassadeurs Lyriques de Montreal; y el bajo Charles Oppenheim, editor de la revista Pro Ópera.
Mientras el jurado deliberaba al finalizar el concurso, el público escuchó a los “invitados especiales”: jóvenes cantantes que posiblemente serán futuros concursantes: la soprano Ethel Trujillo, el bajo Antonio Azpiri, el tenor Abel Rangel y la mezzosoprano Julieta Beas.
Y llegó el momento de la premiación. La última mención fue para la ganadora del primer lugar: la mezzosoprano Ligia Cedillo, con un premio de $75,000 pesos, más $10,000 del premio del público y, como mencioné al inicio de esta reseña, una invitación a participar en un tour concertístico por varias ciudades de China en 2017.
El segundo lugar fue para el mencionado barítono, Armando Piña, con un premio de $40,000 pesos, más el premio de Jeunes Ambassadeurs Lyriques por $10,000 pesos para audicionar en Montreal este año ante directores de ópera de Canadá, Estados Unidos, Europa y Asia. El tercer lugar fue para Graciela Morales, soprano, con un premio de $30,000 pesos más el premio a la mejor interpretación y estilo, de $12,500, así como la invitación a participar en la semifinal del Concurso Internacional de Canto de Marmandes, Francia, este año. Y el cuarto lugar, de $25,000 pesos, fue para el joven barítono Daniel Gallegos, quien también recibió el Premio del Director (otros $25,000 pesos).
Los otros finalistas fueron las sopranos Jessika Arévalo, Darenka Chávez, Ibeth Ortiz y Neri Ramírez, los tenores Andrés Moreno y Héctor Valle Loera y el bajo Salvador Ramos.
Pro Ópera mayo-junio 2016