IV Concurso San Miguel 2012
1er lugar: Zayra Ruiz Bermejo
2o lugar: Claudia Rodríguez
3er lugar: Lorena Flores Ruiz
4o lugar: Carlos López Santillán
Finalistas: Antonio Albores Mattar, Juan del Bosco, César Delgado, Germán Olvera Cornejo, José Luis Reynoso Martínez, Adriana Valdés, Oscar Velázquez, Vanessa Margarita Vera Amaro.
Invitados especiales: Betsabé Brito, Jorge Espino Martínez, Karen Gardeazabal Huitrón, Daniel Noyola.
Sábado 3 de marzo, en punto de las 20:00 horas, se llevó a cabo la cuarta edición del Concurso San Miguel 2012 en el Teatro Ángela Peralta de San Miguel de Allende, Guanajuato. Este concurso es organizado y promovido por la asociación sin fines de lucro Ópera de San Miguel (OSM), cuyo objetivo es descubrir a jóvenes talentos del canto operístico en nuestro país y apoyar su profesionalización a través de clases maestras con coaches de talla mundial —previas a la competencia—, premios en efectivo para ser usados en el avance de sus estudios, y presentaciones frente al público que les proporcionen experiencia escénica.
César Delgado (tenor), Lorena Flores Ruiz (soprano), Juan del Bosco (tenor), Claudia Rodríguez (soprano coloratura), Antonio Albores Mattar (tenor), Germán Olvera Cornejo (barítono), José Luis Reynoso Martínez (bajo), Vanessa Vera Amaro (soprano), Carlos López Santillán (barítono), Adriana Valdés (soprano coloratura), Zayra Ruiz Bermejo (mezzosoprano) y Óscar Velásquez (barítono), fueron los 12 finalistas provenientes de Jalisco, Sinaloa, Nuevo León y el DF, elegidos de entre poco más de 200 jóvenes cantantes que audicionaron para el Concurso.
Los jueces fueron: David Schuyler Bender y Barbara Meister Bender, quienes fueron cantantes de ópera y oratorio con distinguidas carreras a nivel internacional; John Daly Goodwin, director de The New York Choral Society; John Bills, quien tuvo una larga carrera como tenor en la Metropolitan Opera y es ahora director artístico de Ópera de San Miguel, y Joseph McClain, ex director de la Austin Lyric Opera y fundador de la asociación.
La noche del sábado, con un teatro lleno que acoge a 400 personas, escuchamos dos interpretaciones por parte de cada uno de los concursantes en orden aleatorio, acompañados al piano por el maestro Mario Alberto Hernández. Cabe mencionar que, a diferencia de otros concursos, los finalistas fueron convocados días antes para recibir clases de preparación de repertorio, arte dramático, idiomas y consejos para una carrera profesional. Este formato hizo la diferencia en el ánimo de los cantantes ese día, tal como comentaron algunos de ellos, y permitió al jurado entrar en contacto real con las capacidades vocales y escénicas de cada finalista, así como afinar detalles y atender necesidades particulares de las voces seleccionadas durante esos días previos.
El público también tuvo acceso a algunas de las clases magistrales y pudo acompañar a sus favoritos hasta la noche de la competencia, siendo testigos así del talento, la pasión y el trabajo arduo que requiere la carrera de un cantante de ópera internacional. En resumen, los resultados de la semana fueron evidentes esa noche, con cantantes que salieron al escenario seguros de sí mismos e interpretando con soltura. Una grata sorpresa de la noche fue escuchar a cuatro Invitados Especiales, cantantes de 20 años cumplidos, cuyas voces fueron consideradas por los jueces como dignas de ser escuchadas, aún cuando estaban fuera de competencia. Karen Gardeazabal Huitrón, Jorge Espino Martínez, Betsabé Brito y Daniel Noyola deleitaron al público mientras los jueces deliberaban.
Los ganadores fueron:
Primer lugar, Zayra Ruiz Bermejo, mezzosoprano. Premio: $60,000 pesos y debut con la Orquesta Filarmónica de Acapulco con honorarios de $15,000 pesos, entregado por el maestro Eduardo Álvarez. Interpretó ‘Una voce poco fa’ de Il barbiere di Siviglia de Rossini, y ‘Smanie implacabili’ de Così fan tutte de Mozart.
Segundo lugar, Claudia Rodríguez, soprano. Premio: $30,000 pesos. Ella también se llevó el premio de $10,000 pesos como “Favorita del público”. Interpretó ‘Caro nome’ de Rigoletto de Verdi, y ‘Je suis Titania’ de Mignon de Thomas.
Tercer lugar, Lorena Flores Ruiz, soprano. Premio: $15,000 pesos. Interpretó ‘O smania, o furie!’ de Idomeneo de Mozart, así como ‘Io son l’umile ancella’ de Adriana Lecouvreur de Cilea.
Cuarto lugar, Carlos López Santillán, barítono. Premio: $10,000 pesos. Interpretó ‘Ah, per sempre’ de I puritani de Bellini y ‘Hai già vinta la causa’ de Le nozze de Figaro de Mozart.
Se concedió una Beca de estímulo Career Bridges por $500 dólares para el barítono Óscar Velásquez, que constituyó un premio adicional otorgado por los jueces David y Barbara Bender, fundadores de esta organización norteamericana de entrenamiento para cantantes. Interpretó ‘O Carlo, ascolta… Io morro’ de Don Carlo de Verdi, y ‘Ha! Welch ein Augenblick’ de Fidelio de Beethoven.
Entre la audiencia se encontraba el Embajador de Italia en México, Roberto Spinelli, con su esposa Rosella, los muchos patronos y fans de Ópera de San Miguel, bien llamados “Ángeles” de la Ópera, y espectadores nacionales y extranjeros que han hecho de San Miguel de Allende su segundo hogar.
Sin lugar a dudas, el Concurso San Miguel tiene ya un lugar con reconocimiento nacional, con el añadido de ser totalmente fondeado con recursos privados: donativos de particulares que deciden inyectar dinero a algo que les parece valioso, que va más allá de sí mismos y que al mismo tiempo les devuelve con creces su generosidad al darles noches mágicas como la de este sábado, sin tener que poner la propia experiencia estética a expensas de las políticas públicas y lo que éstas consideran importante para uno. Es vivificante ser testigo de lo que la voluntad y visión de personas comunes, como usted y como yo, puede lograr. Al final, nunca se trata sólo de usted ni de mí: se trata de lo que el arte puede hacer por una comunidad, de que el talento llegue a la mayor cantidad de gente posible, de que las voces —mexicanas por suerte, en este caso— atraviesen países y almas. Ésta es la bendición que los artistas proveen a una sociedad: uno puede ser y hacer algo extraordinario a través de ellos, una noche a la vez.
Pro Ópera mayo-junio 2012